Poema: 3. El primer solsticio
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Hace mucho ya lo sospechaba
Pero la duda no lograba matar
La curiosidad a mí me atormentaba
Y me dije “Lo voy a averiguar”
Porque estaba seguro que existía
La gracia que lograba imaginar
Ese ser que tan solo con su risa
Todo te tentaba a olvidar
Esa criatura misteriosa
Que incluso a Otelo podría alegrar
Esa inagotable fuente de alegría
Que yo estaba anhelando encontrar
Pensaba antes en un enorme faro
Con dos luceros del color de la mar
Pensaba en la pureza del blanco
Que con lunares habría de contrastar
Seguía buscando sin sentido
Pero “Sin rendirme, pase lo que pase”
Infructífera, mi búsqueda siguió,
Mezclando la poesía con las clases
Mezclaba también mi frustración
Con la fotografía que a veces me nace,
Es que amo capturar cada emoción
En un recuerdo que en pixeles se deshace
Me encontraba retratando en ese entonces
Como la gente día a día se complace
Imaginando aquella sensación
Con fe en que se materializase
Entonces cuando menos lo esperaba
Se paró justo ahí, frente a mi lente
Sus ojos decían “felicidad”
Y todo enloqueció en mi mente
Con cada toque del obturador
Mi corazón palpitaba diferente
“Ahora mira para allá, por favor”
Y me quedé sin batería de repente…
Luego me invitó a otro lugar
Y dejé atrás todos mis deberes
Moría por acercarme y susurrar
“Abeja del panal, que hermosa eres”
Creo que nunca hubiese imaginado
Cuanto me ibas a encantar,
Que metro y medio, castaño coronado,
Tanto me iba a maravillar
Es que no son tus cachetes de muñeca
Ni tus ojos que derraman miel
Es el misterio más allá de tu mirada
Y el alma que se oculta tras la piel
No es tan solo el deseo de tus labios
Aunque es también, no te lo voy a negar
Va más allá, son las mil maravillas
que tu voz me permite disfrutar
Es el sonido de la lluvia cayendo
Y el de las olas regresando al mar
Tu voz es armonía de melodías
Que se mezclan de manera celestial
Vuelvo a compararte con el mar
Porque es a lo único que puedo compararte
Es lo único que me logra asombrar
Tanto como tú, grandísima obra de arte
“Grandísima”, seguro te ríes
Pero sabes que en el fondo es verdad
Que dentro de ti se desborda
Un río de pura gracia y bondad
Amo cuando cantas lo que suena
Y tus líneas puedo terminar
Cuando del dueto más inesperado
Mi alma se comienza a iluminar
Amo cuando hablas de tus días
De todo lo que te llega a pasar
“Una abeja en mi gaseosa, fue horrible”
Amo cuando empiezas a narrar
También amo mirarte a los ojos
Y que el aire me comience a faltar
Empiezan a surgir los antojos
Que la carne no puede saciar
Antojos de entrar en tu mente
Y todo ese universo explorar
Poder darte un beso en la frente
“Lo mejor aún está por comenzar”
Poema publicado con permiso del autor. Derechos reservados.
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