Fragmentos de la novela “En la espiral del tiempo”

Autora: Yanira Soundy


“La casa estaba en orden. Zumbaban las moscas en el patio trasero pegado a la letrina. En el aire, un barrilete era como un milagro. Juancito lo volaba con las manos asoleadas. Mientras en la radio daban otra devastadora noticia ….
A Juancito eso no le importaba. Él seguía con la fantasía de un viaje remoto: escapar a los Estados Unidos y ser libre. Él era el hermano menor de Enrique. El más afortunado de los cariños de María.
Tenés un pájaro en el corazón. Le decía su madre.
Má …replicaba.
Y la cabeza no sé dónde. Mira el hilo ya se te rompió. ¡Ah cipote!….
Y la primera esperanza de Juan se escapó de sus manos! “

“Roxana pasaba la mayor parte del día frente al caballete, parecía que para ella el tiempo no existía cuando pintaba.
A su corta edad soñaba con exponer sus obras en las mejores galerías de Francia y casarse con un Conde.
A pesar de su inmadurez, era sencilla y muy dulce. Y en ocasiones tenía mejor sentido común que el resto de la familia. Había estudiado en forma autodidacta el arte primitivo en sus inicios modernos con la obra de Henri Rousseau en Francia, Bombois y sus pinturas sobre parques de diversiones y a André Bretón.
Roxana era audaz y creativa, sus obras estaban llenas de colorido, armonía y fuerza. Pasaba del primitivismo a la influencia abstracta y de pronto la teníamos pintando niños amontonados en un carrusel con esa ingenuidad de los ángeles.
-¿Qué es eso que pintas?.
-Un niño cargando bultos.
Un cuerpecito diminuto, fuerte y moreno, aparecía en el paisaje, en medio de árboles de nísperos y bellos Maquilishuat. El cuadro iba adquiriendo fuerza y ternura, una vida más humana, menos artificial y un deseo nunca satisfecho.
-Cuando pinto imagino cómo será el hombre con quien me casaré.
-Hermanita eres una soñadora. Dice Alejandra un poco burlona.
-Quizás. Pero un día me visitarás en Francia y lo conocerás. Para entonces mis cuadros se venderán por toda Europa. Haré exposiciones naturales, usando una infinidad de colores, redondeces, profundidades, pintaré nuestra flora, las tradiciones, las fiestas de Panchimalco, las flores de mayo.”

“Un dolor inmenso corta el aire, mientras la tristeza rechina entre la sombra. La muerte ronda la casa. Alejandra y su familia regresan del sepelio de doña Mayra.
Alejandra se siente culpable. Es como si el destino se riera de ella en sus narices y para llegar a Dios tendría que conocer a todos los demonios.
El estómago le crecía y su padre no sabía nada.
Alejandra decidió que debía irse a Houston. Para que su padre no sufriera su desdicha.”

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