Poema: Carta al que fui
Autor: Jaiko Jiménez
Te escribo desde la otra orilla,
ha pasado ya tanto…
¿Sabes?, a pesar de todo te echo de menos.
Extraño la brisa apacible,
los jardines de la infancia.
Todo pasa tan deprisa
que es casi imposible darse cuenta.
¿Recuerdas a los monstruos bebedores de sangre?
Se hicieron pequeños con el tiempo;
un buen día miré por debajo de la cama
y se habían ido.
Cuando uno crece son otras las cosas que te importan.
No creerás lo que importa cuando uno crece;
si te digo pensarás que es absurdo,
y qué más da, pronto serás adulto
y buscarás también aquellas cosas.
Aprendí que crecer es irse desprendiendo de uno mismo.
Sin darnos cuenta, nos vamos dejando en los rincones de la vida.
Quería decirte que la lluvia no ha cesado,
llueve a cántaros, como siempre;
lo malo es que al crecer
se va quedando uno sin refugios.
Ya no es mirar la lluvia desde la ventana,
sino la ventana desde la lluvia.
No existe tal calma después de la tormenta.
Después de una tormenta le sigue otra
y luego otra,
cada una más terrible;
pero descuida, vamos creciendo,
y esas cosas uno aprende a soportarlas.
Ay, si te contara todo lo que hemos soportado.
Uno de pronto se queda sin lágrimas;
un día cualquiera las buscas,
y ya no las encuentras;
es entonces cuando toca guardar silencio,
ese terrible silencio en que se ahogan las nostalgias.
No queda más que ser valiente,
pasearse descalzo
sobre el tortuoso filo de la vida.
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