Poema: Aldebarán

Autor: Gorka Lasa


(Tomado del libro: Aldebarán. el vértigo de la eternidad. Gorka Lasa. Editorial Universidad de las Américas, Poesía, Panamá 2018)

Atardeceres terribles colmaron mi alma de silencios
Aldebarán.

Las horas de la sangre sobre el final
La pausa, el errático exilio de la estirpe
La lluvia eterna sobre las tierras innombrables

La soledad de tristes campos de olvidadas batallas.
En los senderos de un planeta muerto
Anidaron los ciclos del devenir
Acunando mares negros.

Atardeceres terribles colmaron mi espíritu de nostalgia
Aldebarán.

Este viaje de símbolos ya concluye su ira
Inequívoca nema por siempre oculta
En los áureos cantos admonitorios
En el vértigo de la eternidad
Sello atávico del clan solar.

Allí donde fuéramos arrastrados, padecimos
Llevamos en nosotros la tara de la luz
El epitafio de los soles insurrectos
Los fríos horizontes sin final
Saña de manos asesinas.

¡Míralos! pueblos desterrados en el viento de las eras
Aldebarán.

Y sufro esta búsqueda de esferas y caminos
Añoro el retorno al templo de los orígenes
El ansia voraz de una tierra virgen, núbil
Para colmarla de ríos, poemas, bosques
Para labrar mí tedio en sus espasmos
Para arrancar la vida a sus entrañas
Y luego, muerta, volverla a poseer.

Atardeceres terribles colmaron mi tristeza de futuros
Aldebarán.

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El ciclo inútil de los dragones tristes
Tormentas de mares primordiales
Crearlos de la nada tomó eones.
Esta es la venganza del soplo original
Impaciencias, crípticas premuras
La angustia de los tiempos.

Y al final, cuando encontramos planetas habitables
Estábamos tan cansados de los viajes sin retorno
Tan irremediablemente derrotados por la osadía
Que las leyendas que nacieron de nuestros ecos
Solo serían eólicas cárceles, templos rotos
Trenas del dolor, la mentira y la muerte.

¿No es acaso esta creación, el más terrible de los legados?
Aldebarán.

Tanto dolor vertimos en los mundos, tanta negra rabia
Indolentes, asesinamos a la Madre que los protegía
Sus dioses melancólicos, cantan débiles, huidos
En atardeceres invisibles de soledades atávicas
Los últimos tiempos, los siglos ya olvidados
Los grises finales, en sus ocasos inertes.

Somos nosotros, los últimos errantes
Poetas del gnomon, viajeros de la esfera
Evocadores de la vieja herencia del dolor
Del castigo, la vieja culpa y su estigma silente.

Terribles castigos nos aguardan en el tiempo.
Terribles crepúsculos colmarán nuestros silencios.

Solitario será el retorno del sol hacia la nada
Aldebarán.

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