Poema: Aquel día
Autor: Wilson Rogelio Enciso
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Que al final de los adioses del olvido,
Alguien disperse por doquiera mis cenizas,
Para que la brisa que besa el Alto del Vino,
Se impregne con sonatas, versos y sonrisas…
Bucólico paraje donde, en una lomita,
¿Recuerdas?, quise hacerte un tibio nido,
Para encerrarnos allá, en soledad furtiva,
A gritar con letras y besos este amor vivido.
Esa tarde, al final de los adioses del olvido,
Prohibidas quedan misas, coronas y tristezas.
Que sean frases de mis autores preferidos,
Las galas de mi alegre y eterna despedida.
Aquel día, que nadie sufra ni llore mi partida.
Que del todo, de este mundo no me habré ido.
Escrita quedó nuestra historia… con sus heridas,
Junto al sinfín de momentos gratos compartidos.
Que al final de los adioses del olvido,
Alguien disperse desde lo alto mis sentires.
Que lo haga allá, donde quise fabricarte un nido,
Para arruncharnos, escribir, y ser aún más felices.
¡Que nadie esté triste ni llore mi partida!
Ahí, en cada letra que escribí, plasmé mi vida,
Esa que, gracias a ti, amada mía, tuvo sentido.
De no ser así, nada en mí igual hubiese sido.
Aquel día, que todos tiriten, pero de alegría.
Que entonen lindas canciones y bellas poesías.
Que evoquen siempre las historias que un día…
¿Recuerdan?, les escribí, e hice pasar por mías.
Para que entre la neblina sea mi postrer destino,
Que alguien verseando a Neruda disperse mi ceniza.
Que lo haga desde la casa centinela del Alto del Vino.
Así volarán mis letras en la rima del frío con la brisa.
Prohibidos quedan rezos, llantos, flores y flaquezas.
Aquel día, quiero sentir en el aire el poema de tu voz.
Que el frío viento se lleve en sus alas nuestro amor,
Y les cuente a todos que fue un idilio de mágica belleza.
Que alguien disperse por doquiera mis cenizas…
Poema utilizado con permiso del autor. Derechos reservados.
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