Poema: El mulato que hizo feliz a Colibrí
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Ternura, Colibrí, amor y dolor,
de una vida feliz que es la vida
en su principio sin señas ni final.
No hay final si se vive con plenitud.
Agosto hizo su agosto con gusto
para llegar o volver que el tiempo es algo.
Todo creció con juventud y amor
de sol y de la luna y del mar que llegó
una noche a escondidas y entre amigos.
Llegó el mulato y fueron creados todos
los mulatos de la familia, el barrio, el país.
La ciudad se hizo grande con mulatos
y llegaron los colores de la vida con risas.
Llegó el Colibrí y voló feliz con la intensidad
de su canela, su chocolate, su hembra bella,
venida de los verdores de Santa Teresa.
Allá está el mulato. Allá va el Colibrí sin fin,
cada vez más alto y feliz con vuelo y eternidad.
Aquí se quedan los versos y la historia
que la memoria guarda para creer en la vida
y en el amor y el dolor que también es vida
sin mentiras, incluso para que sea verdad.
¡Ay, mi mulato! ¡Ay, mi Chocolathembra!
¡Quién diría que levantarían tanto la vida
como si los mulatos y los colibríes fueran
uno solo en el vivir y en el soñar el amor!
Don Pedro, dígale al mulato, a este hombre
que me lleve a conocer su ciudad y su gente.
¡De paso por Tillican y sus volcanes tantos
voy donde mi hermano en Chichigalpa!
¡Ay, Colibrí! ¡Alístese que un día de estos, ya,
nos iremos con el mulato a conocer la ciudad!
Pedro Alfonso Morales Ruiz.
Telica, Leónj, Nicaragua, 22 de agosto de 2021
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