por jlortiz2468@gmail.com de España
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En los días en que el mundo aún se estremecía con los últimos suspiros del realismo mágico, llegó a mis manos un manuscrito que parecía escrito no con tinta, sino con el polvo de alas de mariposas azules. Mariposa de alas azules, de María Beatriz Muñoz Ruiz, es un poemario que navega entre la sombra y la luz, entre el grito ahogado y el susurro que cura, como un río subterráneo de emociones que fluye bajo la piel del lector.
La autora, con la precisión de un cirujano y la sensibilidad de una hechicera, teje versos que son a la vez heridas y bálsamos. Cada poema es una crisálida donde lo personal se transforma en universal: el dolor de una madre, la soledad de quien ama en silencio, la rabia de la traición y la dulce terquedad de volver a levantarse. Las mariposas azules que pueblan estas páginas no son simples metáforas; son criaturas de carne y alma que revolotean entre el luto y la esperanza, como esos seres mágicos que García Márquez colocaría en Macondo, testigos mudos de las tragedias cotidianas.
Beatriz Muñoz Ruiz escribe con la cadencia de quien conoce los secretos del viento. Sus versos cortos, afilados como dagas, alternan con estrofas que se dilatan como suspiros. Hay aquí ecos de la poesía mística —»Mariposa de alas azules, sé que me guías«—, pero también del desgarro contemporáneo —»Prometo intentarlo, / porque aquel que solo conoce mis risas, / solo estuvo de visita en mi alma«—. La autora no teme al barroco emocional; lo abraza y lo domestica, como si cada palabra fuera un conjuro contra el olvido.
Como en los mejores relatos de grandes escritoras , este libro es un diálogo constante entre lo terrenal y lo trascendente. Las mariposas azules son ángeles caídos, mensajeras de un mundo donde el amor y el dolor son dos caras de la misma moneda.
En «/Escucha… Calla…/«, la voz poética se enfrenta a la crueldad con la dignidad de Úrsula Iguarán, mientras que en «/Querida amiga/» se convierte en una ofrenda de consuelo, tan tierna como los pasos de Melquíades en la casa Buendía.
Lo más extraordinario de este poemario es cómo logra que lo íntimo resuene como un eco colectivo. Cuando la autora escribe «/Mis guardianes no son tan compasivos/«, no habla solo para sí misma, sino para todos los que han tenido que erguirse entre las ruinas. Y es ahí, en esa frontera entre lo personal y lo mítico, donde Beatriz Muñoz alcanza la categoría de narradora total, capaz de convertir su dolor en un espejo donde el lector reconoce sus propias batallas.
Mariposa de alas azules no es un libro para leer; es un libro para habitar. Como las grandes obras perdura mucho después de cerrar sus páginas, porque en sus versos laten las preguntas que nadie se atreve a formular: ¿Cómo sobrevivir al peso de la memoria? ¿Cómo volar con alas rotas? María Beatriz Muñoz Ruiz no ofrece respuestas fáciles, pero sí un refugio de belleza y verdad, escrito con la tinta azul de quienes, contra todo pronóstico, siguen creyendo en la luz.
Y así, entre el aleteo de las mariposas y el rumor de los versos, el lector descubre que este no es un libro cualquiera, sino uno de esos raros objetos que, como el hielo de los gitanos, tiene el poder de derretirse en el alma y dejarla marcada para siempre.
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Información de citado
jlortiz2468@gmail.com, 24/07/2025, El vuelo eterno de las mariposas azules: Un canto a la fragilidad y la rebeldía del alma, Blog de Panamá Poético https://panamapoetico.com/blogSobre el autor y el traductor de la nota

Nacido en Zaragoza (España) en 1967, columnista de España e internacional, escritor y actor y en definitiva enamorado del poder de la palabra y la fuerza de la cultura.