Poema: Ensimismada en tu silencio
Autora: Aura Méndez de Canova
En este exhausto vuelo de soles vencidos
aún habitas en mi carne.
Candil en las tintas.
Solloza el viento y toca la sed en la sangre.
Fuimos silencios sin fechas,
Hoy eres un destino cruzando océanos
tu incansable esclavitud
atan mis sueños de poeta.
Olvidarte es semejante a extraviar la brújula
que ancla en mi pecho acalorado.
Todavía escucho tus mundos agitados
y aún sigo escribiendo
historias en noches olvidadas.
Los silencios crecen
florecen migajas de metales,
y tú moras intacto en la memoria de mi piel.
Placer y tristeza envuelven el mar de la vida,
hoy tus sílabas fecundan claveles tibios.
Nuestro canto atraviesa la piel del universo
donde soles olvidados emiten destellos
¡Ensimismada estoy!
Nacen orquídeas misteriosas
en la penumbra universal
cuando trituramos caricias y lágrimas,
se llenan todos tus silencios de ojos.
Veo en un instante
el imán del planeta vagabundo,
entre nuestras manos de barro tibio
en las sienes de mis noches.
Aún se derraman besos con licor de caña
en noches de plenilunio y mar erótico.
Veo ángeles que soplan canciones;
guijarros de pasión viven
en la rosa de memoria.
Revivo este amor dulce y herido
aunque laceren silencios, vientos y siglos.
Hoy evoco noches con soles de invierno
latidos en la garganta se atenúan.
Siento que tus silencios sin voces
saben a desdén y dudas.
¡Duele hondo la sangre!
El oasis de lo inexplicable, casi muere,
pero aún existimos tú y yo.
Preguntas sin respuestas vagan…
Me quedan amaneceres
para tibiar la piel.
Aún tengo algunas auroras para cortar,
me persiguen sus retoños en otras vidas
hoy tengo los estuarios de mi cuerpo,
llenos tréboles rojos.
Un crepitar de aguas sin llamas
va purificando el silencio antiguo
¡Implacable destino!
Los ayes de la sangre despedazan lunas.
Amor y dolor yacen en una sola arteria,
me persiguen voces nuevas con quietud
todavía enciendo, tu presencia
y te veo junto a la aurora octubrina.
¡Incendio de recuerdo, aún somos!
Más allá del tiempo impalpable
reposa la cara escondida
de nuestra sangre viva;
hoy habrá una isla inundada de silencios,
pero su vientre guarda tu presencia.
Eres errabundo sin fecha escrita.
Me quedan tatuados tus ojos fugitivos,
te adentras en los filamentos de mi piel
fecundas llamas en la memoria de hoy.
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