Poema: Hombre de polvo
Autor: Calú Cruz
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Debo aprender a amar la nada.
Enrolarme entre frazada de dunas
para cambiar tu piel durante las noches.
Debo inventarme otros labios crueles
que semejen la medida de los tuyos
y abrazarme a la tormenta de arena
y que todo quede igual:
el beso ausente,
la caricia negada, mi sonrisa insignificante,
los pulmones cual uvas secas
y el corazón resquebrajado en miles.
Debo saciarme en afluentes imaginarios,
arrastrarme cual serpiente desértica
en busca de sombras inexistentes
o de alguna mujer samaritana.
Ya no lo niego y ya no lo escondo:
me arde el encarnizado vientre
y quizá necesite transmutar a escorpión.
Debo escurrir el polvo entre mis manos
y que marque grietas desconocidas
hasta que me bese los pies descalzos
“porque polvo soy y en polvo me convertiré”.
Debo probar el bocado:
amargo polvo bajo la lengua y en el paladar,
y que este no sea más tu boca o tus manos.
¡Oh, por Dios!
Cuánto preciso un oasis de caricias
y de gratitud que me hablen al oído…
¡Y cuánto me arrastro!,
¡por Dios que lo hago!
Exijo amor antes de que muera el sol,
y la humedad que me rodee no sea más
que mi propio sudor lloroso.
Besé tantos cactus hurgando el amor.
Soy una serpiente desértica y
cuánto me arrastro…
¡Por Dios que lo hago!
Debo rodearme de brazos húmedos
para evitar el desplome del alma y del cuerpo.
Y yo sé que debo sobrevivir
y por un Dios que también lo intento.
Poema publicado con permiso del autor. Derechos reservados.
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