por Hugo J. Vélez Astacio  de Nicaragua

Contacto:

A Maritza, María Antonieta

y Sergio. Con amor

 

El mundo a través del tiempo ha evolucionado y ha progresado sin ocultar los graves problemas y fenómenos propios del cambio de los tiempos, destacándose en estos tiempos, el de la Inmigración, el no uso de la Conversación como instrumento idóneo, y el de la moda del Ateísmo. Por asuntos de espacio en esta oportunidad nos limitaremos abordar el tema del no uso de la palabra, apelando mediante palabras ligeras y sencillas. Mas, sí se posee una perspectiva que discrepe la óptica de nuestra asunción, por lo que esperamos tener la mejor serenidad y respeto. Nos anima que ustedes conozcan los alcances a lo que nos estamos enfrentando, partiendo de creer que no existe una solución como única verdad, sino plantear algunos conceptos e inquietudes que nos permitan reflexionar.

La Conversación.

        El mundo convulso se debate ante múltiples conflictos. Las guerras se dan aquí y allá, y escuchamos en los continentes abundantes razones para justificarlas. Todo pareciera ser una necesidad por diversos motivos. La defensa de los intereses sea geopolíticos, territoriales e ideológicos, se defienden mediante una lucha a muerte, en donde los responsables nunca se conocen, por lo que los ayes, los lamentos y los dolores se dan al por mayor; todo hace indicar que a nadie les interesan, por muy duras que sean las consecuencias. Por igual la insensibilidad prevalece. El decir: No importa, “la vida continua”, es canción sonora de hace mucho años.

¿En qué estriba tanta barbaridad? Todo hace indicar que la ausencia del poder de la palabra como herramienta del lenguaje propio de la comunicación entre las sociedades, para conversar entre las partes en conflicto no se da como factor fundamental en la solución de los mismos, no se hace presente. La conversación es básica y necesaria en la búsqueda de la solución de los diferendos. El no entendimiento por el no uso del poder de la palabra en la conversación, entiéndase dialogo, ha sido la causa en la gravedad de los complejos conflictos e intereses nacionales o continentales de ordenes políticos o territoriales. La historia lo confirma.  En los tiempos actuales, la angustia mundial nos hace añicos ante la incertidumbre de no tener seguridad y confianza de seguir viviendo. La posibilidad del uso de las armas nucleares está latente, y dada las capacidades destructivas de ese tipo de armas, que en estos tiempos poseen la mayoría de las partes en los conflictos, la destrucción del planeta y el peligro de la existencia de la humanidad, está sujeta a un pequeño error de cálculo o al capricho de uno de esos tipos, que rondan y abundan en este mundo.

El ego mutuo de las posiciones entre los tipos o líderes de los bandos en conflicto, no ha permitido dar lugar al uso de la palabra que derive en unas conversaciones, en que se razonen los argumentos de las causas que los motiva. Cabe decir, es necesario saber que la conversación clara, convincente y efectiva establece en gran manera nuestra realidad, por lo que cabe decir que ante lo que vivimos, estamos en “alitas de cucaracha”, precisamente por la ausencia del uso del poder de la palabra, como instrumento en que los lideres puedan disponer para poder encontrar las soluciones a los problemas, y obtener los mejores beneficios a sus propósitos, sin incurrir en altos y horrorosos  costos.

De continuar con ese tipo de actitudes, primero nos matara el egoísmo de creerse disponer caprichosamente de la verdad. Ello, ese pecado capital que oscurece y nubla cualquier futuro promisorio. Cabe reconocerse y tenerse confianza. En la medida que conversemos en primera instancia con nosotros mismos, despejaremos la realidad primorosa que anhelamos y deseamos. Saber conversar con arte, no solo contribuye a la solución de los conflictos, sino que ayuda a la salud de los ciudadanos y de las naciones. Ello no es una conjetura, es todo una ciencia que la tenemos a la orden en el momento que dispongamos de voluntad de emplear el poder de la palabra.

Ante el dilema que nos plantea la realidad que vivimos, se hace necesario preguntarnos: ¿Es esto lo que deseamos? ¿He conversado lo suficiente? Y ante todo, ¿Lo he realizado con suficiencia para evitar una desgracia magna? Nuestra existencia y felicidad en cualquier lugar que estemos, del lado en que nos encontremos, cualquier tiempo vale. Gracias al lenguaje “somos lo que somos y conversamos lo que somos” por lo que tenemos que reconocer que en gran manera nuestra satisfacción no vendrá a nosotros, sino que nosotros debemos plantearla, creando condiciones, y nada mejor ser con la mejor herramienta que podamos utilizar, como es la palabra. Esa será nuestra realidad.

Noviembre de 2022.

Información de citado

Hugo J. Vélez Astacio, 10/12/2022, La realidad es producto de la palabra, Blog de Panamá Poético https://panamapoetico.com/blog

Sobre el autor

Hugo J. Vélez Astacio.

Originario de Chinandega, Nicaragua. Cursó estudios de Administración de Empresas en la UCA y obtuvo el Programa de Alta Gerencia (PAG) en INCAE Alajuela, Costa Rica. Después de estar al frente de la  Gerencia General de varias empresas e industrias fue Director General de Transporte Terrestre (DGTT-MTI). Actualmente Escritor e historiador. Ha sido colaborador de artículos de opinión del diario “La Prensa” (LP). Autor de nueve libros publicados. Como dariano amante y estudioso de la vida y obra de Rubén Darío, ha publicado dos obras.

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