Poema: Silencio

Autora: Cuquis Sandoval Olivas

Hoy le pregunté al silencio: ¿Por qué enmudeces?
cuando hay tantas preguntas sin respuesta
¿Por qué no respondes?
y recibí a cambio, ¡SILENCIO!
Silencio que traspasa, amedranta, asusta

Es algo impenetrable, sepulcral,
el viento ha cesado en su murmullo
las hojas detienen su caída,
los pájaros suspenden su vuelo,
las mariposas retienen su aleteo

El silencio es como la tumba,
que deja ahogados los lamentos
que esconde los fragmentos físicos
del espíritu y alma migrante
o de las cenizas, en que fueron convertidos sus cuerpos

Murieron en silencio,
no podía brotar sonido alguno de sus labios
el tubo impedía emitir cualquier intento
no había nadie a su alrededor,
solo el fantasma de la muerte
esperando que exhalaran, su último suspiro

¡SILENCIO!
Sus cuerpos convertidos en cenizas
fuego devorador de rastros y rostros
polvo que es recogido y entregado en silencio,
depositado en silencio,
porque hay miedo, incertidumbre dolor y desconcierto.

De pronto, los lamentos rompen el frío del silencio;
las preguntas emergen, se gritan, se blasfeman,
se escucha el gemir de los hijos sin padre, sin madre
el progenitor huérfano de hijos, los hermanos sin esa fuente
y manto protector de amor, esperanza y guía

Entonces…no sé si prefiero el silencio,
porque esos gritos y lamentos me torturan.
Su muerte, me enseña la fragilidad humana,
el eslabón roto, la energía que se esfuma
y una vez más en su muerte
¡reconozco mi propia mortandad!

Cada día estoy muriendo un poco,
cada instante estoy enterrando mi alegría
veo difuminarse la esperanza con cada vida que se extingue
con su flama que se apaga y deja en tinieblas y oscuridad

En ese momento… rompo el silencio
y mi grito se convierte en aullido
que traspasa los muros del olvido
trae impreso el dolor del tiempo
la desesperanza y nostalgia del momento

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