Cuento: Soledad

Autora: Cuquis Sandoval Olivas

Invierno: frío calcinante, cielo nublado, las ventanas dejaban entrever lágrimas resbaladizas por sus cristales, producto de la neblina o lluvia; el clima asemejaba la tristeza que agobiaba a Martha. Un acompasado ruido de respiración movía suavemente las sábanas a su lado. Ella estaba distante y triste; llevaba impresas las horas de angustia vividas, las imágenes llegaban una a una; si tan solo pudiera olvidar, dormir y despojarse de ese atroz sufrimiento.
Atrás quedaba la chiquilla sonriente, ilusionada que había construido castillos de ensueños, tejiendo laboriosamente eslabones de amor y añoranzas.
El suave vaivén de la respiración de su compañero, trajo un recuerdo fugaz a su memoria y sintió un leve repiqueteo de placer, al recordar las veces que sus bocas y cuerpos se fundieron en uno solo; sus brazos aprisionando su cintura, musitando palabras, murmullos y sonidos que le hacían gozar, sentirse amada y deseada.
De pronto, siente un movimiento en su cama, la tela fina de lino que cubría el cuerpo contiguo cae suavemente; los ojos saltones y comprensivos de su perro aparecen, situándola de vuelta en su realidad; él no está, se ha ido, ha buscado otro nido; solo le queda abrazar el recuerdo y buscar un rayo de luz en la oscuridad que inunde su alma.

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