Poema: 8. 2/7/2020

Auotr: Paul Zereks

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Aquí yacen los restos de un joven poeta
cuyo cuerpo nunca fue hallado,
murió tratando de cerrar un poema,
se infartó al ver que no lo había logrado.

Sin notarlo, perdió la circulación,
en un instante que duró meses.
creyó superar aquella obsesión,
que desde la distancia regresó con creces

Se propuso no rimar en su nombre,
Ignorando que sobre más nada podría rimar.
Acumulaba el polvo bajo la alfombra,
Hasta que un día comenzó a estornudar.

Porque respiró la miel de la abeja
con que su vida nunca pudo endulzar.
Porque vio el brillo de la luna llena
Y toda la lunación se dedicó a llorar.

Porque se enamoró el día del solsticio
Y al verano siguiente la seguía extrañando.
Porque un fantasma al que nunca temió
En las madrugadas lo estaba atormentando.

Hongo alucinógeno que trajo Dioniso
Y lo dejó en un estado lamentable.
Curiosidad que se volvió vicio,
Droga que no fue inagotable.

Pequeña criatura que otorga
paz, en medio de la tormenta.
Inofensiva mariposa que aletea
Huracán de categoría violenta.

Esperanza oxidada por el tiempo
Cada vez menos filosa y más tóxica,
página mal cerrada con un velo
que no te deja pasar a la próxima.

Si apagas la llama y el gas queda abierto
en cada rincón comienza a penetrar,
trampa mortal, que con la mínima chispa
una tragedia, seguro ha de causar

Incendia el edificio un fuego hermoso
Que arde como el sol nunca pudo,
Incandescente desastre amoroso
Que repetirse alguna vez, lo dudo.

Al centro de la pequeña albufera
Ceremonia de luna llena ya vivida,
Donde incluso la luna se vistió de gala
Y nunca se percató la prometida.

Límite entre el mundo y la idea
Al que nunca, relevancia, le otorgué,
Una canción que no sale de mi cabeza
Y un sueño del que nunca desperté.

Poema publicado con permiso del autor. Derechos reservados.

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