Fito Paez

Autor: Maximiliano Curcio

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Precoz genio rosarino surgido de la inolvidable trova, naufragó hacia Buenos Aires para sacudir los cimientos de nuestro rock ochentoso. Fito es una perla brillante que nos enseñó que había amor después del amor y que nos llevó de gira en su imbatible Circo Beat. Lejos de cualquier encasillamiento, su talento se multiplica en una obra maravillosa y, con orgullo, se constituye en un heredero del legado de Litto Nebbia, Charly García y Luis Alberto Spinetta. Sus canciones surcan los recovecos del alma alentándonos a confiar y burlándose del destino; sus manos al piano nos dan cobijo espiritual porque sus discos hacen de este mundo un lugar mejor.


Dueño de una marca musical incuestionable, Fito Páez moldea el significado intrínseco de la música rioplatense. Sus laberintos creativos nos invitan, a través de una obra discográfica desbordante de plenitud, a una travesía imperdible que traspasa -con la irreverente picardía de un niño y el errante desparpajo de un incorregible- las humildes callecitas de su Rosario natal hasta hacerse lugar en las luces de la gran ciudad porteña, siguiendo el instinto de su propia brújula interior. Nunca lo verán arrodillado.
Desafiando las apuestas del destino, aún si hiciera falta cubrir los pliegues entre el cielo y un estado de coma, la atenta escucha de sus discos nos hará captar la esencia de un ser luminoso. Fito Páez desnuda el perfume de la soledad para decirnos que la vida es, al fin, un círculo sin solución. La clave de su quimera es, simplemente, confiar. Su fórmula infalible contra todos los males de este mundo es, nada menos, que gozar. Canciones como un antídoto liviano. Este rosarino bendito nos hizo creer, y con eso basta.

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